A sólo 40 minutos en vaporetto del bullicio de Venecia, Burano es como entrar en una pintura de acuarela. Conocida por sus casas pintadas de alegres colores, sus tranquilos canales y sus ancestrales tradiciones de fabricación de encajes, esta diminuta isla del norte de la Laguna de Venecia está llena de alma. Más allá de las oportunidades fotográficas, Burano te sorprende con patios tranquilos, pescadores remendando redes junto a los muelles y el ritmo pausado de una comunidad que vive en gran medida ajena al frenesí turístico del centro de Venecia.
Tanto si vienes a fotografiar las casas tecnicolor, como a echar un vistazo a los encajes hechos a mano en un taller familiar, o simplemente a sentarte junto al agua con marisco fresco y una copa de vino blanco local, Burano promete algo que Venecia rara vez puede ofrecer: espacio para respirar y tiempo para pasear.