Esta fina pieza de arte bizantino tiene un total de 1927 gemas preciosas incrustadas, entre ellas perlas, esmeraldas, zafiros, granates, amatistas, rubíes y topacios. Las joyas incrustadas en el retablo muestran la vida de Cristo, que tardó más de 300 años en fabricarse hasta alcanzar su gloria actual. Su opulencia refleja la prosperidad e influencia política de Venecia durante su apogeo como rico centro comercial.